La primera vez que Sonora me dijo te amo era mentira, porque había luces de colores y sombras de fondo, y ese no es un lugar lindo para decir te amo. La primera vez que yo le dije que la amaba fue en mi casa, y nos reímos juntos, porque todavía era muy rápido, pero para mí ya era verdad. Porque cuando Sonora me preguntó cuanto se tardaba en querer a alguien yo le conté que no dependía del tiempo sino de la intensidad.
Una vez nos prometimos que íbamos a ir al puente ese antiguo del Rosedal y poner un candadito con nuestros nombres en una de las barandas y tirar la llave al lago de abajo, pero no llegamos porque se nos hizo tarde y la llamaban por teléfono.
Sonora era rara, no me dejaba jugar a no pisar las rayas porque me hacía mal, pero ella me dio mi primer cigarrillo, aunque después me los sacaba, era una persona de sobremanera contradictoria. Yo fumo para ver si sonora vuelve, porque el humo tiene gusto a chocolate en la boca de sonora, es hermosa Sonora.
Me parece que lo que más me molesto de Sonora fue que haya convertídose en lo que más odiaba, no que me haya dejado, porque Sonora, fue la chica más dulce que conocí en mi vida. Y ahora es todo amargo, y fumo rubios los cigarrillos para acordarme de su pelo. El mate sin azúcar, el café sin leche, y doscientas pitadas por día.
Me parece que no fue mi culpa, porque yo la amé como a nadie, aunque ella siempre tenga la razón y diga que es mi culpa. Una vez Sonora me dijo que el amor era como las matemáticas, que se pasa del cuadrado al círculo y del círculo al cuadrado. Cada uno es peor que el otro y no se puede volver atrás. La guacha siempre tuvo razón.
Siempre estuvo un paso adelante mío aunque yo planeaba todos dos días antes, ella siempre era dos días y cinco minutos.
Sonora: si estás leyendo esto hola, ahora lo importante: yo no puedo ir a mil, a mí me gusta escuchar los kooks, y la electrónica me aburre y me hace doler la cabeza porque cuando se termina queda un priiiiiiiiiiiiiiiiip sonando en mi cabeza, y como te dije no es bueno ir a mil, porque sólo sentís el viento. Es lindo ir lento, te da tiempo de mirar el paisaje, qué se yo... vos siempre tenés razón Sonora.
Ahora volví a no pisar las rayas y a cruzar las calles sólo pisando en las partes blancas. Pero nunca en mi vida le voy a pedir de nuevo algo a un tren porque son unos hijos de puta mentirosos.