10 mayo, 2012
No se pueden construír castillos hoy en día, ni de mentiras ni de verdades, ni de piedra ni de cristales. Solamente existen los hechos, no las palabras. Si cada hecho se vio suprimido por otro de la naturaleza impulsiva de la especie humana en general, es cuando uno se da cuenta de que tan carentes de valor fueron todas las otras verdades. Una fuga, un escape, un descuido en nuestras palabras y en el orden en que las tipeamos y no queda otra salida que el olvido. No importa cuanto trabajes para esa causa, no importa todo lo que hagas todo queda opacado por una actitud. Todos los pasos, baldosas, cuadras, manzanas, lineas no pisadas y sendas peatonales salteadas, todos los deseos pedidos a un tren y las vías cruzadas, todo carece de importancia. Serán esos misterios indescifrables de la conducta humana, esos impulsos que te ayudan a terminar de una vez por todas con todo lo insalubre y decidirse por lo sano, por lo fácil, por lo que te tendrías que haber decidido desde el día en que me conociste.